¡Que pena para España!
Por cierto, el juez Garzón tendrá otras opciones de carrera atractivas en el futuro.
Parece igualmente cierto que su posición jurídica y honor profesional serán vindicados, eventualmente, por el Tribunal Européo de Derechos Humanos en Estrasburgo.Pero en el entretanto España y los españoles pierden mucho.
Pierden el símbolo de la justicia, la imagen de la justicia que hubiere inspirado a futuros abogados, fiscales y jueces de España.
Pierden la esperanza que en el Tribunal Supremo sea la justicia y no los intereses personales de los jueces que aparezcan como determinantes en los fallos de la corte.
Pierden la esperanza que hoy, hoy día en España, en 2012, la corrupción por el poder será vencida por la ley, por la justicia, en un estado de derecho.¡Qué pena!
Hay tres casos contra el Juez Baltasar Garzón que el Tribunal Supremo de España está por decidir en un futuro próximo. Según los comentaristas, que se basan en las actuaciones del los magistrados de la Sala Penal del Tribunal Supremo en los tres casos, Garzón será condenado en uno o más de los casos, así poniendo fin a su carrera de magistrado de la Audiencia Nacional.
El martes, 17 de enero, uno de los tres casos, el llamado caso de las escuchas Gürtel, se abre al juicio en la Sala Penal del Tribunal Supremo. Garzón ordenó escuchas de conversaciones entre los reos y sus abogados en un gran caso de corrupción, con la sospecha de que los abogados estuvieren ayudando a los condenados a cometer delitos.
Desde la victória de Patido Popular (PP) en las elecciones del 20 de noviembre de 2011, y la designación como Presidente del Gobierno de Mariano Rajoy el día siguiente, el caso de las escuchas Gürtel ha asumido aún más importancia, desde que se trate de la corrupción del gobierno de Valencia que era del PP. El caso es ináudito: una acción judicial patrocinada por los delincuentes de la Red Gürtel contra el juez quien les condenó, por corrupción del líder valenciano y líderes de otros provincias del Partido Popular, actualmente el partido en el poder en España.
Véase: Julio M. Lázaro, “Las escuchas de Garzón sobre Gürtel fueron avaladas por jueces y fiscales,” El País, 16 de enero de 2012;
Julio M. Lázaro, “La trama corrupta Gürtel sienta a Garzón en el banquillo del Supremo,” El País, 16 de enero de 2012;
Otro caso es el caso conocido como el caso de la memória hístórica, que ha sido examinado y comentado extensivamente aqui. Este caso se abre a juicio el 24 de enero de 2012.
Véase, del Observador Incisivo (The Trenchant Observer):
Cristina Almeida: Casos contra Garzón “más grave que el intento de golpe de Estado de 1981,″ 28 de junio de 2011;
The Struggle for Democracy in Bolivia, Spain, Tunisia, Egypt, Libya, Lebanon, Ivory Coast, and Iran, March 3, 2011;
Tribunal Supremo de Justicia rechaza apelación de Garzón para ordenar pruebas; quedan pendientes otros recursos, 21 de setiembre de 2010;
Análisis profundizado de los errores de Varela en el “Caso Garzón”, 20 de mayo de 2010. (Este artículo contiene una lista de los artículos anteriores de Observador Incisivo publicados anteriormente.)
Véase también:
Lydia Vicente, Alicia Moreno, y Javier Chinchón, “Tribuna: España y el déficit de justicia–El proceso sobre los crímenes del franquismo que abordó Garzón no fue una “ocurrencia” suya, sino una respuesta perfectamente sostenible a las peticiones de víctimas de graves violaciones de derechos humanos,” El País, 16 de enero de 2012.
El tercer caso se trata de los gastos de Garzón cuando daba un curso en la facultad de derecho de la Universidad de Nueva York.
Véase Àngeles Vázquez, “Garzón detalla al juez el origen de los 160.000 dólares que cobró en Nueva York,” público.es, 12 de enero de 2012.
En los primeros dos casos Garzón está procesado por el delito de “prevaricación”, que es el delito de tomar una decisión judicial “contra la justicia”, es decir tomar una decisión contra la ley a sabiendas que viola la ley.
En los casos ante el Tribunal Suprema parecen existir hartos conflictos de intereses entre los jueces asignados a los diferentes casos. Elementos de prueba fundamentales propuestos por los abogados de Garzón han sido rechazados por los jueces, al aparecer sin justificación adecuada.
Esta historia de justicia se ha vuelto casí increíble. Pero los actos aparentemente prejudiciales de los jueces del Tribunal Supremo continúan, no obstante las intervenciones de la fiscalía en apollo a las posiciones de Garzón.
¡Que pena para España! ¡Que pena para los españoles, entre los cuales parece no haber ní políticos ní instituciones ní otros actores capaces de parar, pero ya, lo que desde afuera parece ser un claríssimo caso de burla de la justicia!
Por cierto, el juez Garzón tendrá otras opciones de carrera atractivas en el futuro.
Parece igualmente cierto que su posición jurídica y honor profesional serán vindicados, eventualmente, por el Tribunal Européo de Derechos Humanos en Estrasburgo.
Pero en el entretanto España y los españoles pierden mucho.
Pierden el símbolo de la justicia, la imagen de la justicia que hubiere inspirado a futuros abogados, fiscales y jueces de España.
Pierden la esperanza que en el Tribunal Supremo sea la justicia y no los intereses personales de los jueces que aparezcan como determinantes en los fallos de la corte.
Pierden la esperanza que hoy, hoy día en España, en 2012, la corrupción por el poder será vencida por la ley, por la justicia, en un estado de derecho.
¡Qué pena!
El Observador Incisivo
(The Trenchant Observer)
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